sábado, 22 de febrero de 2014

...

  Oye mira, lo siento. Perdón por haberos mentido. Últimamente he vuelto a pasar por una crisis y no tenía tiempo para nada, ahora sí. He escrito un nuevo capítulo de Espérame y lo subiré dentro de poco, no lo subo ahora porque tengo que revisar un par de cosas.

   De nuevo, lo siento antes de mañana tendréis un nuevo capítulo. Os recompensaré, lo prometo.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Capítulo 1 "Eridión" 2ª parte


 Por fin era sábado, los días encerrada me pongo nerviosa. Ian y yo esperábamos frente al andén, por fin apareció el esperado tren. No era muy lujoso, al menos tenía todas las tecnologías de este siglo. Los asientos, colocados de dos en dos, eran muy incómodos, sin exagerar. El camino era largo, unas cuatro horas.
  Cuando por fin llegamos unas chicas rubias idénticas se acercaron a nosotras.
  - ¿Sois Ian y Danni? - saludó la más seria de las dos. Tenía un extraño acento ruso.
  - Sí somos nosotros. - dijo Ian - ¿Qué queréis que hagamos?
  - Eh, tranquilo Ian - le di un empujón hacia atrás, esas chicas me dan mala espina - Vosotras, ¿Por qué nos necesitáis?
  - Queremos que hagáis un viaje… - dijo la seria.
  - … al reino helado y al reino de fuego. - continuó la otra.
  - ¿Por qué? - insistí.
  - Porque nosotras no podemos, somos las hijas del presidente y nos pillarían en nada. Pero vosotros… vosotros podéis. Nosotras os pagaremos todo el viaje y los suministros que necesitareis durante el camino. Seguidnos.
  Le seguimos y enseguida llegamos al edificio principal, la casa del presidente y su familia. La entrada era gigante, mas bien todo era gigante.
  - Tomad. - dijo la gemela “buena” entregándonos a cada uno una mochila - Tienen ropa para ambos reinos y comida suficiente para alimentar a una familia entera. ¿Contentos?
  - Contentos. -dijo Ian, serio por primera vez.
  Nos dieron de todo: mapas, más ropa, más comida… y dos cartas con el nombre de cada reino suavemente escrito. También nos dieron indicaciones de donde se encontraban los vendedores de vehículos en cada uno.
  - Tenéis que iros ya. Ah y por cierto yo soy Katy y ella es Winter.
  - ¿Ya?¿Y dónde dormiremos? - digo, incómoda porque nos echaran así como así.
  - En el mapa están marcados los hoteles, restaurantes y demás. En las maletas hay bastante dinero. - comentó Winter, la más callada.
  - ¿Armas? - añadí.
  - ¿Necesitáis armas?
  - Sí, las necesitamos. - ¿enserio estaba discutiendo con unas crías de quince años?
  - Esperad aquí - Katy se fue y regresó a los 5 minutos cargada con una espada, un arco y dos dagas -. ¿Suficiente?
  - Gracias. - dijo Ian, era más educado que yo - ¿A dónde vamos primero?
  - Id al reino helado primero. Ahora iros.
  Guardamos las cosas e Ian cogió la delantera.
  - ¡Eh, espera!
  Viajamos mayormente andando pero el cansancio nos pudo. Fuimos de nuevo a la estación de tren. Los trenes no llevan a ningún reino, claro está, pero por lo menos podemos llegar a Número 4 que es la ciudad que está más cerca del reino helado.
  Más nieve. Aquí siempre nieva y hace mucho frío. Busqué en las maletas algo de ropa que me protegiera del frío. Pantalones oscuros, camiseta de cuello alto, abrigo de piel y unas botas. Al parecer las gemelas saben donde nos metemos. Me metí en el cuarto de baño y le dije a Ian que hiciese lo mismo:
   - No quiero que te constipes.
  Él asintió e hizo lo mismo que yo, cambiarse de ropa. Estaba muy guapo.
  - Perfecto, ¿ahora donde vamos? - preguntó Ian emocionado. Cogí el mapa e intenté ubicar nuestra posición.
  - Mira, nosotros estamos aquí - señalo un punto  en el mapa - y tenemos que llegar hasta más allá de la alambrada.
  - Vale, pero ¿Cómo?
  - Muy fácil, hay muchos sitios en los que la alambrada está rota o levantada. Podemos pasar por debajo muy fácilmente, solo hay que ir a algún sitio donde no haya nadie.
  - Vale, creo que detrás de la estación no hay nadie. Vámonos.
  Como había dicho mi hermano no había nadie y pudimos pasar bajo la alambrada sin hacernos daño.
  - Eh, Ian, tu mejilla.
  - ¿Mi qué? - se tocó la zona afectada - Bah, no importa. Es un arañazo menor - sonrió.
  Conforme dábamos un paso nos hundíamos más y más en la nieve, haciendo que fuese más difícil avanzar. Todo era muy bonito pero no había tiempo de fijarse en detalles. De repente, se escuchó un ruido.
  - ¿As oído eso Danni? Parecía un animal o algo así.
  - O algo así. - repetí. Nos adentramos en la maleza y allí estaban los causantes - Solo son unos caballos, Ian. ¿Quieres avanzar más rápido?
  - ¿No estarás pensado…?
  - Shh. - le obligué a callar con mi mano en su boca - Ahí hay dos que están apartados de los demás, venga vamos.
  Nos acercamos lentamente hasta ellos y salté sobre uno de ellos. El caballo, igual de blanco que la nieve que nos rodeaba, dio varios saltos y se puso de pie sobre sus patas traseras.
  - Tranquilo, amigo, tranquilo - le dije acariciándole el cuello. Se calmó un poco - . Así, muy bien. Venga Ian, te toca.
  Él se lo pensó dos veces y se acercó poco a poco al caballo. Le acarició la cara pero la apartó en cuanto éste bufó.
  - No te hará nada si confías en él, venga monta sobre su lomo - y así lo hizo - . ¿Ves como no era tan difícil?
  Ian sonrió y seguimos adelante sobre nuestros nuevos amigos.




lunes, 25 de noviembre de 2013

Capítulo 1 "Eridión" 1ª parte

  Hacía frío, demasiado frío. Número 14 estaba cerca del reino helado sí, pero no tanto como para que estuviese nevando. En la franja media nunca ha nevado desde que tengo memoria.
  Me tape hasta arriba con las sábanas y con mi mano izquierda rebusqué a mi lado a ver si estaba mi hermano. No estaba. Últimamente pasaban cosas raras: Ian había dejado de tener pesadillas, mi madre desaparecía constantemente, y, por si fuera poco, no dejan de emitir ese estúpido anuncio en el que el presidente Lawrence decía que no pararía hasta que todo la nación tuviera algo de comida sobre la mesa. Mentira, todo mentira.
  Odiaba al presidente Lawrence, sé que debajo de esa sonrisa y esas arrugas pronunciadas había un ser malicioso pero descomunalmente astuto, como una serpiente que se esconde debajo de una roca a la espera de alguna presa.
  Se oyó un grito. Era Ian, fui a su cuarto a intentar calmarlo un poco.
  - Tranquilo, - le susurré acariciándole el pelo - ya pasó todo, tranquilo.
  - Danni, era otra vez esa pesadilla.
  - ¿Quieres volver a contármela?
  - Sí, claro. Estamos tú y yo camino del Número 1, - comienza su relato - el tren sería bastante cómodo si no nos hubiesen capturado. Danni nos capturaron, el presidente se dio cuenta de que le robamos al primero que pase por la calle. Nos iban a matar, pero cuando el policía apretaba el gatillo para meternos una bala en la cabeza, me despierto gritando.
  Me estaba empezando a preocupar de verdad por Ian. Siempre hemos vivido solos y eso nunca nos ha detenido en nada, pero esto me supera.
  - Ian, - le digo muy seria - sabes que eso no va a pasar nunca, jamás nos van a coger y tu o sabes. Esas pesadillas solo están ahí por tu miedo. - le di un toque en el pecho señalando su corazón - Deja de tener miedo y esas pesadillas te dejarán en paz, para siempre.
  - Ya lo se… Pero es que ya sabes que siempre me pongo nervioso y me entra ansiedad, no lo puedo evitar, ojala pudiera, pero no puedo. Casi nos cogen el mes pasado, no puedo seguir así enserio tengo que dejarlo. - al ver que me puse seria añadió -: Pero te puedo ayudar en tus expediciones al reino helado o al reino de fuego, por favor.
  - ¿Quién puede resistirse a esa carita? - le pellizqué un moflete.
  - ¡Ay! Eso duele.
  Seguimos así discutiendo sobre nuestras tonterías. Era verdad que casi nos pillan el mes pasado pero fue por mi culpa: era un viernes por la noche y el alcalde siempre va de fiesta estos días. Iba a ser nuestra mejor jugada, Ian tenía que vigilar y yo simplemente coger la comida. Trabajo fácil. Lo que no sabía era que la casa tenía una innovadora alarma silenciosa. ¿Qué iba a saber yo de eso? El caso es que no nos dimos cuenta hasta que llegó la policía y a mi hermano casi le da infarto.
  - Esta noche no saldremos, tendremos que aguantarnos con lo que tenemos y…
  - Tengo un plan.
  - ¿Tú con un plan? Esto hay que oírlo venga sigue.
  - No atacaremos hasta el lunes que viene, todos pensarán que los ladrones del 14 han dejado de actuar. Pero no. El sábado viajaremos a Número 1, allí nos esperan otros ladrones que nos darán mas detalles sobre lo que tenemos que hacer. ¿Entiendes?
  - Entiendo. - no sabía que Ian fuese tan listo, y mucho menos que tuviera contactos en Número 1.
  El resto del día fue bastante aburrido. El viento se colaba por las rendijas de las puertas de nuestra destartalada casa, Ian no dejaba de apuntar más y más cosas en un folio enorme que enrollaba al acabar pero que lo volvía a desenrollar en medio minuto.
  Por fin era sábado, los días encerrada me pongo nerviosa. Ian y yo esperábamos frente al andén, por fin apareció el esperado tren. No era muy lujoso, al menos tenía todas las tecnologías de este siglo. Los asientos, colocados de dos en dos, eran muy incómodos, sin exagerar. El camino era largo, unas cuatro horas. Entramos en la cafetería y no creía que esas dos fuesen las especialistas.

domingo, 24 de noviembre de 2013

He vuelto

   Cariños míos, he de decir que estoy muy enfadada con migo misma y vosotros lo estaréis también. Pero esta no es una entrada normal, ni más ni menos, pero me e cansado de no hacer nada. Dejaré "Un amor eterno" atrás, borraré todas las entradas, pero "Espérame" la retomaré algún día, ya que es una novela conjunta con mi mejor amiga.
   Iré al grano, he estado escribiendo una nueva novela de la que llevo medio capítulo y creo que gustará bastante, aquí dejo la sinopsis:

    En un planeta a millones de años luz de la Tierra, la vida es difícil y peligrosa. Eridión tiene el doble de tamaño que la Tierra, pero, una parte de él arde, otra está congelada, y la franja del centro es la única en la que la vida de los eridiones, la especie dominante, puede ejercer la vida. En este planeta pasan cosas raras y el presidente no hace nada por remediarlo. Danni, una chica demasiado aventurera, se adentrará en el reino helado y con el reino ardiente para intentar averiguar lo que está sucediendo, sin contar los innumerables peligros que le sucederán a esta chica y a la de nuevas personas que va a conocer.

   ¿Qué os parece? ¿Os gusta? La subiré seguramente el viernes o el sábado que viene porque aún le hacen falta algunos arreglos y espero que comentéis lo que os parece.

   Un beso, M.G

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Capítulo 2 (Espérame)

  Narra Victoria:

  Me despedí de Mike con un pequeño beso, aún con dudas en la cabeza. Mañana se celebraría la apuesta en el cementerio. Llamaría a Ahriel para preguntarle si podía llevarme a Mike. Cogí el teléfono y vi que tenía otras doce llamadas perdidas de mi amiga. Preocupada, porque nunca antes había hecho esto, marqué su número y me contestó con una voz rasgada:
  - Sangre… Sangre… - repetía aquella voz.
  - Tía, Ahriel, ¿eres tú?
  Se escuchó un grito desgarrador al otro lado del teléfono y varios golpes, pero el móvil seguía funcionando y podía oírlo todo. Los gritos seguían. Yo estaba paralizada, muerta de miedo. ¿La que me había contestado era Ahriel o es que la habían secuestrado y la que gritaba era ella?
  - ¡AHRIEL! - grité, pero nadie me contestaba ni parecía que se dieran cuenta de mi presencia escuchando a través del teléfono.
  De repente, oí la voz de un chico, que me resultaba familiar. Al fin caí en la cuenta, era Lucas. Parecía preocupado, así que agucé el oído y pude oír unas cuantas frases, ya que las decía gritando:
  - ¡Estás loca! ¡¿Quieres que descubran a nuestra especie?! ¡No puedes ir matando así como así cuando tengas sed! ¡ Llámame y vamos de caza, no mates sin mi compañía! ¡Eres neófita, serías capaz de matar a toda la ciudad! ¡Ahora te vienes conmigo, Ahriel! - gritaba el chico, con voz estrangulada.
  Escuché pasos que se acercaban al móvil, y por fin, reconocí la voz de mi amiga:
  - ¿Vicky? - me dijo, preocupada - ¿Qué hacías al teléfono?
  - Te llamé y… y… Lo he oído todo. ¿Qué te esta pasando tía? ¡¿QUÉ?!
  Colgué enfurecida, dejándola con la palabra en la boca, cosa que odiaba y que yo muy bien sabía, y me dirigí al ordenador de mi escritorio. Busqué “Noticias de última hora”. si se supone que alguien a matado a otra persona en California saldría en las noticias en menos de una hora. Pensándolo mejor: la tele. Apagué el ordenador y bajé al salón. Allí estaba mi hermano con la Play 3.
  - Álex, ahora te lo pido por favor, déjame la tele. - supliqué.
  - Mmm… ¿Para qué
  - Tengo que ver las noticias.
  - ¿Desde cuando ves tú las noticias? Papá y mamá se alegrarán de qué te intereses por la sociedad - se acarició la barbilla - . Por cierto, ¿dónde has estado esta noche? Oí gritos y ruidos desde la casa del nuevo vecino. Te lo has tirado ?eh, hermanita? - sonrió pícaro.
  - Si te doy veinte dólares, ¿me libro de responder a tus preguntas y me dejas ver la tele? - fruncí el ceño.
  - Mmm…
  - ¿Cincuenta?
  - Trato hecho.
  Me saqué el billete de mi bolsillo de atrás y se lo entregué, a regañadientes. Mi hermano, contento, se levantó del sofá, cogió sus llaves de casa, y salió murmurando que por fin se podía comprar el nuevo juego que quería. Que friki. Me senté en el sofá y puse el canal de las noticias. Ya había pasado media hora desde la llamada con Ahriel, debería de salir la muerte de esa persona en la tele. Esperé aburrida durante quince minutos, hasta que el presentador se puso a decir “¡Noticia de última hora! ¡Noticia de última hora! ¡Ha habido un extraño asesinato en uno de los barrios más concurridos de California! ¡Aquí os dejo las imágenes!”
  El presentador desapareció, dejando ver a una mijer totalmente llena de sangre, tumbada en mitad de la carretera. Tenía extrañas marcas por todo el cuerpo, y se le había quedado dibujada en la cara un gesto de horror. Mientras grababan pude ver que el cuerpo estaba justo delante de la casa de Ahriel.



  Narra Ahriel:

  Necesitaba más sangre… Ese olor me volvía loca. Lucas me dijo que no me moviera del salón, pero no podía reprimirme. Andaba de un lado a otro, me iba a la nevera, pero ya nada de eso me apetecía. Quería sangre de humanos no de animales. No me aguantaba más. Me fui. Era de noche, perfecto para ir a una discoteca y beber algo de sangre. Salí de la casa de Lucas y me fui corriendo. Aún no me lo creía, yo una vampira, era increíble, me encanta ser así. Oí mi móvil, era Lucas, no tenía más remedio que contestar.
  - Te dije que te quedaras en casa. - dijo, serio.
  - Es que tengo tanta hambre… - puse voz dulce.
  - Acabas de comer, Ahriel. Vuelve a casa por favor, te tengo que enseñar a controlarte.
  - Pero…
  - Ni pero ni nada. Te vuelvo a decir que te necesito conmigo, y no en una cárcel por haber matado a no sé cuantas personas y que te tomen por loca. Por favor.
  - Está bien. Acabo de salir, ahora mismo voy a casa. - sonreí.
  - Gracias. - fue su despedida.
  Pues nada, a volver a casa. Hacía viento, y mi gabardina blanca ondeaba, haciendo que tuviera más frío. Había parejas felices, amigos que se iban de fiesta… como deseaba que uno de esos fuese mi cena, pero no podía, se lo prometí a Lucas. Nada de cacería sin él.
  Cuando llegué pulsé el timbre y me abrió Lucas.
  - Hola cariño. -dije - Lu siento mucho, de verdad.
  - No importa, ¿crees que yo no me volví loco por la sangre? La sangre humana es como una droga para nosotros pero hay que aprender a controlarse. - sonrió y yo asentí.
  Me llevó a un habitación. El techo era blanco, una pared estaba hecha de cristal, dejando ver así un bonito paisaje, había dos sillones de tres plazas de color negro, y lo más extraño, había una cama pero yo ya no dormía.
  - Si ya no duermo. - dije, extrañada.
  - No está ahí para dormir. - sonrió pícaro. - Pero eso más adelante. Te tengo que decir una cosa.
  - Dime.
  - ¿Sabes que los hombres lobos también existen?
  - No jodas, ¿enserio? Esto parece “Crepúsculo” - reí.
  - Va enserio. Nunca te acerques a ellos, nos odian a muerte.
  - ¿Por qué?
  - Porque antes los vampiros arrasábamos sus aldeas simplemente por verles morir, y ahora nos guardan rencor.
  - Vale, no me acercaré a ellos. ¿Pero cómo sabré que son hombres lobos?
  - Fíate de tu sentido del olfato.
  Asentí y fuimos a la cocina. ¿Era yo o allí olía a sangre?
  - Sí, es sangre. Pero solo te daré cuando la necesites, no cuando te venga en gana.
  - Vale… - bajé la cabeza.
  - Eh, - entrelazó sus dedos con los míos - aprenderás a controlarte.
  - ¿Pero y si no lo consigo? - luchaba por contener la lágrimas - ¿Y si no puedo controlarme y mato a las personas que más quiero, como antes cuando Victoria llamó y yo le pedía sangre. - comencé a llorar.
  Lucas me agarró, intentando consolarme. Le abracé  con fuerza, como si se me fuera a escapar  de un momento a otro.
  - Por favor, no llores. - me dijo, dándome un beso en la frente.
  - Pero…
  - Shh.
  Estuvo un rato, así abrazándome, hasta que sonó mi móvil.
  - ¿Si? - pregunté.
  - ¿Ahriel, eres tú?
  - Sí soy yo, ¿Vicky?
  - Sí. Oye a que venía todo ese numerito de la sangre esta tarde.
  - Ya te lo dije. - me puse seria.
  - Ven a mi casa ahora mismo, tenemos que hablar.


  Narra Victoria:

  Colgué el teléfono y enfadada, subí a mi cuarto. Abrí la ventana, y a gritos, empecé a llamar a Mike:
  - ¿Quéééé? - me gritó.
  - Mi amiga va a venir. Dice que es vampira, y si es verdad, quiero que estés conmigo - puse pucheritos.
  - Está bieeen, ahora voyy.
   El chico cerró la ventana y le oí abrir la puerta de su casa y andar hasta la mía. Empecé a bajar las escaleras para abrirle la puerta, pero vi que ya estaba en el salón:
  - ¿Có-cómo has llegado aquí?
  - He saltado por el muro y he visto que la ventana de la terraza estaba abierta, y he entrado por ahí.
  -Ah… vale-sonreí.
  Me acerqué a él, dispuesta a besarle, pero él me puso las manos en el pecho, impidiéndomelo:
  - No es el momento - me dijo serio.
  - Pero…-y sonó el timbre-.
  - Ahí está tu amiga, ¿ve a abrir no?
  - Emm… sí, sí, enseguida voy.
   Me alejé del chico y me acerqué a la puerta. Abrí y lo primero que sentí fue un terrible olor a mierda:
  - ¡Qué mal hueles tía! - grité.
  - Sangre… - fue lo único que dijo Ahriel.
  - ¿Qu-qué? - dije, asustada al ver los ojos rojos de mi amiga.
   Ella me cogió del cuello y me pegó contra la pared, enseñando los dientes. Justo cuando pensaba que iba a morir, oí un fuerte golpe y Ahriel salió disparada fuera de la casa. Con la vista borrosa, pude ver como Mike le lanzaba al otro lado de la calle y venía corriendo hacia mí, con Ahriel echa una furia y sedienta detrás. Entonces pasó lo inesperado. Mike empezó a temblar terriblemente, hasta que rompiéndosele la ropa, empezó a convertirse en algo raro. Justo cuando terminó de convertirse en esa cosa, me desmayé.


  Narra Ahriel:

  - ¡PERO QUE COÑO PENSABAS HACERLE! - me gritó Mike.
  - Yo… - ¿Qué le digo?
  - Tú, ¿Qué? Venga dime. - se acercaba cada vez más a mí.
  - Me descontrolé. - fue lo único que pude decir.
  - Lo que pensaba. - bajó la cabeza - Todos los vampiros sois iguales.
  - No… es solo que… No sé.
  - Cariño… - Lucas había entrado por la puerta.
  - Oh, la parejita feliz de vampiros. - rió Mike.
  - Cállate y pon a Victoria en el sofá.
  - Vale, pero lo haré porque es mi novia no porque tú lo digas, no acepto órdenes de vampiros.
  - Lobos estúpidos. - murmuré.
  - Te he escuchado. - dijo Mike.
  - Te dije que no te acercaras a los lobos. - Lucas estaba cabreado, muy cabreado.
  - Pero yo no lo sabía. - contesté.
  - ¡Pero da igual, te podría haber matado! - ahora sí, me estaba gritando. Sin poderlo remediar me eché a llorar - Eh… tranquila.
  - Pero… tú… es que…
  - Shh… - me dio un beso en la frente y yo asentí.
  Me acerqué a Vicky. En cuanto se despertara se lo diría todo. Cogí una toalla mojada y se la puse en la frente. Después de un rato se despertó.
  - ¿Qué ha pasado? - dijo, un poco atontada por el golpe que se dio contra el suelo.
  - Yo te lo contaré luego. - le dijo Mike.
  - Vale… Un momento, aquí huele fatal, más bien apesta.
  - ¿Yo? ¿Apestar? Estarás mal debido al golpe que te has dado.
  - ¡Eh, no me toques! No sé por qué pero me das asco.
  - ¡A MÍ NO ME DIGAS ESO!
  - ¡A MÍ NO ME GRITES!
  - Ahriel… - dijo Lucas - vámonos de aquí antes de que sea demasiado tarde.
  - ¡TU NO TE METAS VAMPIRO DE MIERDA!
  - ¡¿PERDONA?! ¡NO LLAMES ASÍ A MI NOVIO, VICTORIA! ¡ME ESTÁS CABREANDO!
  - ¡TÚ ME ESTÁS CABREANDO A MÍ!
  - ¡CÁLLATE! - grité y me fui corriendo a casa de Lucas.
  - Creo… creo que yo me voy. -dijo Lucas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Capítulo 1 (Espérame)

Narra Victoria:

  - Tía, esta tarde quedamos, ya basta de tonterías - le dije por teléfono a Ahriel.
  - ¿Qué quieres que haga? Son mis padres. - Suspiró.
  - Pues escápate de casa. Tenemos dieciocho años, creo que ya somos mayorcitas. - fruncí el ceño.
  - Mira, es este viernes cuando puedo quedar, y se me ha ocurrido una idea. He oído que el nuevo cementerio da un cague que no te imaginas. He retado a unos tíos a ver quién aguanta más durmiendo entre las tumbas. Ellos cuatro contra nosotras dos. Será fácil. - sonrió detrás del teléfono.
  - Tía, ¿tú estás loca? Espero que conozcas a esos tíos, porque sino, te mato.
  - ¡Claro que los conozco! Los vi en un bar, y como estaban buenos, les ofrecí la apuesta. - dijo irónica.
  - Que lista - reí -. Te tengo que dejar. El viernes a las nueve de la noche te recojo en tu casa. Avisa a esos tíos.
  - Qué sí, pesada. Adióóós. - se despidió.
  - Hasta pronto.
  Colgué el teléfono y me lo guardé en el bolsillo. Lo que hay que oír. Sonreí para mis adentros. Ahriel estaba loca de remate, sobre todo cuando veía tíos buenos. Esperaba sinceramente, que conociera a los tíos con los que ha hecho la apuesta. Es que a veces es tan irresponsable.
  Bajé las escaleras de mi casa, dispuesta a ver la tele, pero cómo no, ahí estaba mi hermano mayor, con 22 años, obsesionado con la Play 3:
  - Quita gilipollas. Me toca a mí la tele. - dije empujándole sin éxito.
  - Eso es lo que tú te has creído capulla - fue su respuesta -. Déjame ya. Estaba batiendo el récord y lo has estropeado.
  - ¡Oh, qué pena! - dije irónica - O te quitas por las buenas o por las malas.
  - Sabes que no te tengo miedo.
  - ¿Qué no? ¡Si estás temblando idiota!
  - Pues no.
  - Pues toma. - y le pegué una patada en su zona sensible.
  Empezó a gimotear, llevándose las a la zona dolorida. Me reí y subí a mi cuarto. Allí tenía un montón de fotos de Ahriel y mías, en New York, en el cine, en el instituto… Y un montón más.
  - Ey - me dijo alguien.
  Me giré y vi a nuevo vecino por la ventana.
  - ¿Tú que me espías o qué?
  - No, ¿crees que soy un pervertido?
  - Puede. Dime que quieres, para que pueda cerrar la ventana.
  - Quiero que te presentes.
  - Soy Victoria.
  - Bonito nombre, muy… sensual. -rió.
  - Vete a la mierda anda - y cerré la ventana con persiana y cortinas incluidas.


  Narra Ahriel:
  
  En serio, esos tíos estaban buenísimos, mas bien de muerte. No entiendo cómo Vicky se obsesiona tanto con la seguridad y blah, blah, blah… La vida hay que vivirla joder. Oí el estribillo de  la canción Can´t hold us, otra vez no.
  - ¡Te dije que me dejaras en paz idiota! - grité enfadada.
  - Oh venga ya - contestó Lucas, el odioso de mi ex novio - sabes que te sigo gustando, admítelo.
  - ¡NUNCA! - estaba más cabreada que nunca.
  - Que mona eres cuando te enfadas, estoy de camino para tu casa.
  - No te atrevas siquiera a entrar en mi urbanización.
  - Eso es lo que tú te crees. - y cortó, dejándome con la palabra en la boca, cosa que odiaba que me hiciesen.
  No quería que viniese a mi casa, era guapo, había que decirlo, pero era un imbécil más. Me tumbé en la cama a esperar que sonara el timbre e ir a abrir la puerta, ya que mis padres estaban trabajando. Ding, ding, ding… No paraba de sonar ese estúpido  sonido. Al final fui a abrir.
  - Hola, monada. - fue su saludo.
  - No entres en mi casa, mejor vamos a dar una vuelta. -cogí mis llaves y cerré la puerta
  - Vale. Quiero decirte una cosa.
  - Habla. - dije cortante.
  - Me sigues gustando. Sé que fui un cabrón al engañarte con Lola, pero empezó ella, lo juro.
  - Oye, Lucas… - ¿Cómo le digo que a mí también me gusta? - Haber, es que… - no me lo pensé dos veces y le besé.
  - Lo tomaré como un “tú también me gustas” - sonrió.
  Seguimos hablando un rato, hasta que apareció Victoria y nos vio cogidos de la mano.

  Narra Victoria:

  - ¡¿Pero qué haces cabrón?! ¡¡Ya le estas comiendo el coco!! - me acerqué, dispuesta a pegarle una hostia a Lucas.
  - ¡Tranquila Vicky! - me paró Ahriel - ¡Lo hemos arreglado! - añadió.
  - ¿Qué, qué lo habéis arreglado? ¿Después de lo que te hizo llorar? ¿Después de las tardes de mocos y lágrimas en mi casa? ¿Después de decirme que era un capullo y que le odiabas un millón de veces? - dije, enfurecida y de brazos cruzados.
  - Mira, Victoria… - empezó a hablar Lucas.
  - ¡A mí ni me hables! - grité, y me di media vuelta con el skate en el brazo, dispuesta a irme de allí.
  Nadie vino tras mí. No me lo podía creer. Vuelven a estar juntos, a pesar del engaño de Lucas y de las tardes de lloriqueo interminables de Ahriel. Llegué a mi casa, y me di cuenta de que se me había olvidado las llaves. Tendré que hacer lo que muchas veces he hecho: escalar por el muro de la terraza hasta la ventana de mi habitación, que siempre estaba abierta. Empecé a escalar y alguien me dijo:
  - ¿Qué haces?
  Me giré y era el vecino, que estaba detrás de mí.
  - ¿Pero por qué me espías desde que llegaste? - dije, dejando el sakate en el suelo.
  - Necesito amigos.
  - Ya, ya… Tú lo que quieres es llevarme a la cama. - dije, con una sonrisa pícara.
  - Si lo quisiera ya lo habría conseguido. - rió.
  - Por lo menos dime ya tu nombre ¿no?
  - Sí, soy Mike.
  - Pues… adiós, Mike.
  Me giré y empecé a escalar el muro de mi casa. Mike se fue a la suya y cerró la puerta. Justo cuando, cansada, casi estaba en la parte de arriba del muro, mi pie se resbaló y empecé a caer. Como de milagro, alguien me cogió en brazos cuando iba a tocar el suelo. Levanté la cabeza y vi al pesado de mi vecino, con cara asustada.
  - ¿Estás bien? - me preguntó.
  - ¿Y tú qué crees? - respondí, poniéndome de pie.
  - Sólo te pregunto. Ni me has dado las gracias por salvarte.
  - ¿Salvarme? Te aseguro que de no haber sido por ti, habría caído de pie sin un solo rasguño.
  - Ya, ya… Bueno me voy, Vicky.
  - Lo que te apetezca. Adiós.
  - Adiós, maleducada. - dijo riéndose.
  Entró en su casa y, enfurecida, escalé el muro en un segundo intento, subí a mi habitación y me metí en mi cama, harta de todo.


  Narra Ahriel:

  ¿En serio, se pone así solamente porque he vuelto con Lucas? Victoria era mi mejor amiga, pero tampoco había por qué cabrearse tanto. Ya daba igual, seguro que se  le pasa para pasado mañana.
  Lucas me había llevado a un bar donde la mayoría de las personas tenían un color de piel blanquísimo. Todo eso me extrañaba, nunca había visto a nadie tan pálido. Era tan raro…
  - Ven, por aquí. - dijo Lucas sacándome de mis pensamientos - Este sitio es especial.
  - ¿Por qué?
  - Lo vas a averiguar en un momento.
  Asentí y le seguí hasta la parte de arriba del bar. El techo era negro, al igual que el suelo, y las paredes tenían un color que me recordaba a la sangre. Las escaleras también eran negras, como la mayoría de los muebles de allí. En la segunda planta había tres hombres y una mujer, igual de pálidos como los demás.
  - Lucas, ¿Qué es esto? - pregunté asustada.
  - Te dije que lo averiguarías en un momento, bien, ese momento ha llegado. Este es un local para vampiros.
  - Va… va… va… - tartamudeé - ¡¿Vampiros?!
  - Sí, y vas a ser convertida. Me dolería mucho verte envejecer y yo quedarme siempre con veinte años. Solo hago esto porque te quiero, . Me dio un beso en la frente.
  Asentí, sin saber muy bien por qué. Esos hombres me agarraron el cuerpo: uno las piernas, otro los brazos y el último me giró la cabeza a un lado.
  -Tranquila preciosa, - comentó la mujer - dentro de poco te sentirás mejor que nunca. - y en su cara se dibujó una amarga sonrisa.
  Me desperté en mi cama, con picor en el cuello y sudorosa. Recordaba perfectamente lo que me había pasado, y tenía que contárselo a Victoria, pero no contestaba, que raro.


  Narra Victoria:

  Que noche más buena que he pasado. Me giré y vi a Mike a mi lado, semidesnudo. Lo había conseguido, había conseguido que cayera en sus brazos como una desesperada. Pero es que sus ojazos verdes, su pelo castaño que tan bien se peinaba, sus abdominales, que esa noche había podido acariciar, su bonita sonrisa, su forma de provocarme… ¡No pude resistirme! Estaba en su casa, en su cama, en ropa interior. Me levanté silenciosa y me dirigí al cuarto de baño. Mi móvil estaba encima del lavabo, donde lo había dejado la noche anterior, cuando Mike me quitaba los pantalones. Lo encendí, sonriendo al recordar los detalles de la noche anterior, y cuando terminó de encenderse pude ver que tenía doce llamadas perdidas de Ahriel. Seguro que quería arreglar nuestra discusión de ayer. Marqué su número y esperé impaciente. Tras tres bips, contestó:
  - Dime. - dije, aún enfadada.
  - Lo primero: no sé por qué te has puesto así al enterarte de que Lucas y yo volvíamos a estar juntos. Lo segundo: no sabes lo que me ha pasado. 
  - Lo primero: me puse así tal vez porque te consolé durante meses cuando rompiste con Lucas. Lo segundo: A mí también me ha pasado algo.
  - Lo primero: te perdono. Lo segundo: cuenta tú y cuento yo.
  - Lo primero: la que te tiene que perdonar soy yo. Lo segundo: me he liado con el vecino.
  - Lo primero: se acabó esta discusión. Lo segundo: ¡hostia putaa!
  - Ya se acaba nuestra peleita. Ya te he contado yo, ahora tú.
  - Creo que soy un vampiro, y Lucas también.
  - ¿Qué? ¿Vampiros? ¿Estás loca? Sabes que no existen.
  - No sé si es una broma pesada de Lucas p de otra persona, pero esta mañana me he levantado con una extraña marca en el cuello, y recuerdo algo de un bar que fui anoche, y que toda la gente estaba muy pálida…
  - Tía, - le interrumpí - ¿Qué has bebido? - reí.
  - ¡Nada! ¡Te digo la verdad!
  - Anda hablamos el viernes, porque… ¿la apuesta sigue en pie no?
  - Por supuesto. Te dejo con tu vecinito.
  - Vete a la mierda. - reí - Hasta el viernes.
  - Adióós
  Colgué y volví a la cama, aún cansada. Dejé de pensar en las locuras de vampiros de Ahriel y me fijé en el cuerpo totalmente tallado de Mike. Pero ahora… ¿Esto era rollo de una noche o realmente me había enamorado?